Teresa, apreciada cliente, tenía la necesidad, después de muchos años de profesión dura y con una familia dedicada de lleno a la profesión, de tener la clínica de su vida. Como equipo multidisciplinar quisimos dar respuesta a todas las necesidades desde el punto de vista más puro del diseño, función y ejecución. Con un fondo edificable de local de unos 30 metros y con dimensiones de fachada de escasos 12 m coincidente con el ancho libre de crujía, consideramos que el problema residía en la profundidad con un fondo sin luz natural. El proyecto desde un inicio, planteaba la necesidad de obtener luz natural y dar solución a esa transición de espacios interiores y exteriores, liberando los cerramientos de un patio de instalaciones de manzana, con una ordenación urbanística anárquica, a la cual le dimos un sentido espacial y arquitectónico, que dotaba a la clínica de la transparencia que buscábamos. En ese fondo del local y en la sala de espera, se intenta conectar de manera espacio-visual la plaza que configura el entorno de esas arquitecturas y los edificios patrimoniales, como la iglesia y la torre. Esto hace que la actividad y el entorno hagan de este espacio una amable transición entre el entorno histórico-artístico del lugar y la atención sanitaria tan personalizada que quería promover nuestra cliente.
«Diego ha creado la clínica de mis sueños, fusionando diseño y funcionalidad. Liberar el patio para conseguir luz natural fue un acierto sorprendente. La transición armónica entre historia y atención sanitaria.»